AGENCIA EFE publica:
«Una Clitemnestra rebelde, femenina y poderosa, a escena en Cáparra»
Las ruinas romanas de Cáparra dieron anoche voz a Clitemnestra, una mujer víctima de una sociedad consolidada por y para los hombres, pero a su vez, rebelde con el sistema, femenina, adelantada a su tiempo y tildada, por tanto, como cruel y perversa a ojos de los hombres.
Escrita y dirigida por el sevillano José María del Castillo y protagonizada por Natalia Millán, Clitemnestra triunfó con varios minutos de aplausos en la segunda jornada teatral, de las cuatro programadas este agosto en el yacimiento de Cáparra, la única extensión cacereña del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.
A través de la danza, la música, con gran importancia del flamenco, y la interpretación como eje, se rescata a esta fascinante mujer, clave en obras como La Orestiada, Agamenón o Electra, y se revisa el mito clásico huyendo de la tradición machista de la historia, con el respaldo de una estructura de coro clásico reformulado y una puesta en escena multidisciplinar.
Millán está impecable en la piel de Clitemnestra y perfectamente arropada por Ángeles Rusó, Camino Miñana, Daniel Moreno, Benjamín Leiva y Julia Gimeno.
Basándose en los clásicos de Eurípides, Esquilo y Sófocles, entre otros, el montaje logra recolocar a este personaje femenino, considerada un mujer terrible, rebelde y vengadora de su sexo, como mujer poderosa y empoderada, desvelando la verdad más íntima de la gran reina de Micenas.
Y es que Clitemnestra, entre otros personajes femeninos de la literatura clásica, ha sido estereotipada como una mujer mala no sólo por asesinar a su esposo por la espalda mientras lo ayudaba a darse un baño después de su regreso de la victoria contra Troya, sino además por su infidelidad y por seducir a su amante a que la ayude a perpetrar el crimen.
La propia Clitemnestra relata, en primera persona, su mundo, sus pasiones, sus fracasos y sus triunfos en un recorrido a través de su vida que pasa por los momentos más relevantes de su historia: su matrimonio con Agamenón, el sacrificio de su hija Ifigenia, el romance con Egisto, la Guerra de Troya o la relación con su hija Electra.
«No hice nada que no le estuviera permitido a los hombres», se encarga de proclamar en una obra en la que no falta el baile y el cante, la música en directo y que presenta una puesta en escena moderna y transgresora.